jueves, 31 de enero de 2013

BACTERIEMIA ZERO


Algo con lo que estamos en contacto continuo en enfermería son los catéteres intravasculares, ya sean venosos o arteriales, y las sondas vesicales. Debemos ser cuidadosos a la hora de tratar con dichos dispositivos, ya que pueden infectarse y provocar graves repercusiones al paciente. Por ello tenemos que prestar atención a las técnicas que realizamos y como las realizamos.

Según el informe ENVIN-HELICS 2011 el porcentaje de infección urinaria en UCI es del 27,86%. El grupo de gérmenes más frecuente son las BGN (Bacterias Gram Negativas) con un porcentaje del 60,04%, seguidas de las BGP (Bacterias Gram Positivas) con el 19,89%, de hongos con un 19,89% y de otros con un 0,19%. El mismo informe refiere que el porcentaje de infección por bacteriemia primaria es del 9,89%, y si se trata de bacteriemia secundaria relacionada con infección de catéter es del 9,57%. Dicho informe señala también que el grupo de gérmenes más frecuente son las BGP (Bacterias Gram Positivas) con un porcentaje del 54,45%, seguidas de las BGN (Bacterias Gram Negativas) con el 35,60%, de hongos con un 9,16% y de otros con un 0,79%.[1]
Las infecciones asociadas con catéteres vasculares incrementan la mortalidad, las complicaciones, la estancia en el hospital, y los costes. La formación se asoció con una reducción del 26% de las infecciones relacionadas con catéteres y ahorró mucho dinero. La formación tiene una categoría IA (Fuertemente recomendada y fuertemente soportada por estudios experimentales, clínicos o epidemiológicos bien diseñados)(según la CDC)[2]en la prevención de bacteriemia.[3]
Se entiende bacteriemia por la presencia de bacterias en sangre, demostrada con aislamiento en hemocultivos. Los dispositivos intravasculares son: marcapasos, endoprótesis vasculares, catéteres de inserción periférica (venosos y arteriales), catéteres venosos centrales de larga duración(Hickman, Permcath, Portacath…), catéteres venosos centrales temporales.
La BRC (bacteriemia relacionada con catéter) es un importante problema sanitario, con una mortalidad atribuible del 5-35%. Además prolonga la estancia hospitalaria, con un incremento del coste.
Son factores de riesgo de BP-CV (bacteriemia primaria - catéter vascular):
-          Infección en otro lugar, foco secundario.
-          La colonización del catéter con microorganismos.
-          La cateterización endovenosa mayor de 72 horas.
-          La inexperiencia del personal que inserte el catéter.
-          El uso de llaves de tres pasos.
Son también factores de riesgo:
-          Lugar de la inserción: Menor riesgo para la subclavia, mayor para la femoral y la yugular interna.
-          Catéteres multilumen: Mayor trauma en el tejido subcutáneo,  más manipulaciones, más riesgo de contaminación de las conexiones.
-          Administración de NPT (nutrición parenteral) o lípidos. Baja relación enfermera-paciente.[3]
El proyecto de bacteriemia zero se llevó a cabo en Michigan con buenos resultados, y a partir de ese estudio se han establecido una serie de intervenciones. Dichas intervenciones para la prevención de bacteriemias relacionadas con el catéter según el programa de Michigan (5 puntos de ‘mejores prácticas’) son:
-          Higiene de manos antes del procedimiento.
-          Uso de medidas de barreras máximas.
-          Desinfección de la piel con clorhexidina.
-          Evitar femorales.
-          Retirar las vías innecesarias.[3]

El lavado de manos se debe realizar antes y después de procedimientos invasores, entre paciente y paciente, antes y después de la utilización de guantes, antes de comer, después de utilizar el baño, si se sospecha una contaminación. La higiene de manos es necesaria antes y después de la palpación del punto de inserción, antes y después de la movilización o manipulación del catéter y  del cambio de apósitos. Siempre que haya restos orgánicos debe realizarse con agua y jabón antiséptico durante un mínimo de 15 segundos, y en el caso de que no los haya se realizará preferentemente con soluciones alcohólicas.
A la hora de seleccionar el lugar de inserción hay que valorar el riesgo de infección frente al riesgo de complicaciones mecánicas. Cuando no es posible la inserción en la vena basílica, utilizar preferentemente la vía subclavia. Si no es posible, se utilizará la vía yugular, la femoral o axilar. En el caso de los catéteres de diálisis, la National Kidney Fundation recomendó no utilizar venas subclavias debido al riesgo de estenosis.
En cuanto a la selección del catéter usar uno de una sola luz, excepto que sean necesarias múltiples luces para el tratamiento. Hay que evaluar diariamente la necesidad del catéter venoso y retirarlo cuando no sea necesario, o cambiarlo a uno monolumen cuando sea posible. Se deben utilizar siempre catéteres con el mínimo de luces posibles.
En lo referente a la antisepsia de la piel: antes de realizar la asepsia cutánea se realizará una limpieza de la zona de punción con agua y jabón de clorhexidina, después se aclarará y se secará completamente. Para la asepsia cutánea se utilizará preferentemente una solución de clorhexidina. Se utilizará alcohol de 70 grados o povidona yodada solo en  caso de hipersensibilidad a la clorhexidina. El antiséptico debe secarse completamente antes de la inserción del catéter, en el caso de la povidona yodada son dos minutos.
En lo que respecta a las medidas de barrera, para la inserción de catéteres venosos centrales y catéteres arteriales deben utilizarse medidas de máxima barrera como son el gorro, mascarilla, gafas protectoras, bata; paños, sábanas y guantes estériles. Las personas ayudantes a la inserción deben cumplir las medidas anteriores y las colaboradoras con el  personal que está realizando la técnica, deben colocarse como mínimo, gorro y mascarilla. El uso de guantes no obvia el lavado de manos. El campo estéril debe cubrir todo el paciente.
En cuanto al punto de punción, las pomadas con antibióticos no reducen las bacteriemias relacionadas con catéter. Aplicar un apósito estéril en el lugar de inserción antes de que las medidas de barrera sean retiradas. Se puede utilizar un apósito de gasa o un apósito transparente semipermeable. Evitar, durante el cambio de apósito, el contacto con el punto de inserción y utilizar guantes estériles. Hay que vigilar diariamente el punto de inserción. Debe constar, tanto en los registros de enfermería como en un lugar cercano al apósito, la fecha de colocación, así como cualquier reemplazo o manipulación. Si el apósito fuese transparente, se procederá a su cambio y cura cada 7 días según el proyecto y protocolo del hospital. Si el apósito fuese de gasa se cambiará cada  48h, según protocolo del hospital. Tanto si fuese transparente como de gasa, se cambiara el apósito, siempre que éste lo precise (apósito sucio, despegado…)[4].
Respecto a  los equipos, llaves de tres vías y puntos de inyección de los sistemas de infusión hay qe limpiarlos con alcohol 70 grados antes de acceder al sistema. Utilizar el mínimo número de llaves de tres vías posible y retirarlas cuando no sean imprescindibles.[3]

En lo referente a os catéteres arteriales, la arteria radial va a ser el lugar de elección. La arteria pedia dorsal es un lugar alternativo, siendo la braquial y la cubital el último recurso debido a la falta de circulación colateral. Se mantendrán unas condiciones de esterilidad y de máxima asepsia. Retiraremos cualquier catéter que no sea absolutamente imprescindible. Valorar cambio de catéter de múltiple luz por uno de menos luces cuando estas sean prescindibles.
El cambio rutinario de catéteres con guía o la rotación del punto de inserción no es una medida aconsejable.[3]

Viendo las intervenciones para prevenir la bacteriemia, uno se da cuenta que no todas las cosas se cumplen al dedillo. Sí que es cierto que la gran mayoría de las medidas se realizan, pero hay algunas que no. Al ser intervenciones recomendadas y que hay estudios que evidencian los resultados en la prevención de la bacteriemia, creo que deberíamos intentar ponerlas todas en práctica, siempre que estén dentro de nuestros límites.

Diagnósticos de enfermería: El diagnóstico principal en esta entrada va a ser el riesgo de infección por lo que nuestras intervenciones van a ir encaminadas a evitar en la medida de lo posible que se llegue a producir. Por ello será necesario poner en marcha todas las intervenciones anteriormente descritas.
1.       Riesgo de infección r/c procedimientos invasivos.
Intervenciones de enfermería:
_ Las comentadas anteriormente. A la hora de canalizar catéteres, de realizar sus cuidados y tratar con la sonda urinaria, mantendremos siempre la asepsia. Nos lavaremos antes y después del procedimiento las manos. Utilizaremos guantes, que dependiendo de la tarea a realizar serán guantes limpios o guantes estériles. Utilizar antisépticos y las correctas medidas de barrera.
Y mantener informado al paciente si está consciente.[5]

BIBLIOGRAFÍA



[1] ENVIN. Estudio Nacional de Vigilancia de Infección Nosocomial en Servicios de Medicina Intensiva. Informe 2011. SEMICYUC.

[2] RECOMENDACIONES CDC (Centro para el Control de Infecciones). 2006

[3] ENVIN. Módulo de Formación del proyecto “Bacteriemia Zero”.

[4] Procedimientos Generales, (PD-GEN-92) del manual de Protocolos y Procedimientos de la Intranet del HGUGM. Cuidados del Catéter Venoso Central Temporal.

[5] Nanda.es, Asistente de Planes de Cuidado [Sede web]. [Acceso 30 de enero]. Disponible en: www.nanda.es

1 comentario:

  1. Hola Jorge
    Un tema muy importante con el que espero que hayas aprendido.
    Pero, ¿qué signos nos harían sospechar de una infección de catéter? ¿Qué pruebas nos ayudan a determinar el cambio de esa vía? ¿Para plantearse la retirada de esa vía, se basan en los días desde que se colocó? Una vez retirada se aconseja alguna prueba?

    ResponderEliminar