martes, 5 de febrero de 2013

BURNOUT


Hay diversos factores que influyen en la calidad asistencial que realizamos los enfermeros y enfermeras. De dichos agentes va a depender hacia qué lado se dirija la calidad asistencial, buena o no tan buena.

 El desempeño laboral está determinado por condiciones individuales como son edad, sexo, estado civil, capacitación, etc.; organizacionales como son condiciones de trabajo, seguridad laboral, volumen de trabajo, insumos, etc.; del sector salud como reglamentación, relaciones laborales, centralización, roles, etc.; y del entorno como crecimiento económico, políticas sociales. Estos determinantes del desempeño laboral actuarán condicionando el bienestar de los trabajadores del sistema de salud y por consiguiente el nivel de satisfacción laboral. Es así que la falta de satisfacción laboral sumada a algunas variables individuales, actuarían como condicionantes para la aparición del Síndrome de Desgaste Laboral o “Burnout” (BO) enfermedad laboral que afecta principalmente a profesionales que brindan servicios.
Se define como Burnout a la patología que surge como consecuencia de la exposición de los trabajadores a condiciones psicosociales desfavorables en su medio laboral.
En 1976, Maslach estudió las respuestas emocionales de personas que trabajaban en profesiones de ayuda y describió un proceso que denominó “pérdida de responsabilidad profesional”. Definió a la enfermedad como “un síndrome de stress crónico en aquellas profesiones de servicios o de ayuda que se caracterizan por una atención intensa y prolongada a personas que están en situación de necesidad o dependencia” y describió en este proceso, tres dimensiones:
-           Cansancio emocional: Consiste en la reducción progresiva de la energía, que se acompaña de la sensación de no poder dar más de sí mismo, hay desproporción entre el trabajo realizado y el cansancio que manifiesta que lo torna irritable e incapaz de disfrutar de la tarea que realiza.
-          Despersonalización: Es el desarrollo de actitudes y sentimientos fríos, negativos, hostiles, hacia los pacientes y colegas. Hay apreciación negativa del propio papel profesional, evitando involucrarse en ello.
-          Baja realización personal: pérdida de la confianza en sí mismo, auto valoración negativa, sentimientos de incapacidad junto a la percepción de que no hay posibilidades de crecimiento en el trabajo. Esta es la tercera fase del proceso en la que se produce un alejamiento de la vida familiar, social y recreativa.[1]

La enfermería es reconocida como una profesión estresante ya que implica actividades técnicas, relacionales, de organización y administrativas, con grandes responsabilidades, en continuo contacto con la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. El trabajo con personas en situaciones de fragilidad genera una gran carga emocional.
A estas características del trabajo hay que sumarle las situaciones de sobrecarga laboral, los conflictos que se producen por la falta de autonomía para tomar decisiones, los salarios bajos, la falta de estímulos y de desarrollo profesional, las condiciones de trabajo, las relaciones con jefes, colegas y compañeros de trabajo, la demanda familiar, etc.[2]
Estas condiciones de trabajo influyen de manera significativa sobre la satisfacción laboral del enfermero y en consecuencia en la calidad de atención que presta al paciente, a la familia y a la comunidad.
Ante esta situación, se plantea la necesidad de que las instituciones se preocupen por las condiciones de vida laboral de sus empleados, ya que su salud se manifiesta en la calidad de las prestaciones que brinda.
Además, en contraposición con otras profesiones cuyos riesgos laborales son reconocidos y se previenen con marcos regulatorios legales, existe escasa conciencia preventiva en relación a esta profesión, dándose como implícito que las tareas sanitarias conllevan un riesgo psicosocial que puede afectar a la salud.

Pienso que la salud de los trabajadores sanitarios no está muy protegida hoy en día. En mi opinión creo que es necesario identificar las condiciones predisponentes y desencadenantes que ocasionan el BO y elaborar estrategias de prevención como un derecho básico de protección de la salud de los enfermeros y enfermeras.

En un estudio realizado a enfermeros profesionales de hospitales públicos de Córdoba, Argentina:
Una importante proporción de profesionales encuestados afronta su tarea diaria con la percepción de que no recibe un salario adecuado ni tiene posibilidades de ascender en el lugar en el que presta servicio.
Dos hechos que contribuyen a disminuir la autoestima son: sentir que sus opiniones no son tenidas en cuenta por sus compañeros y que el trabajo realizado no es reconocido por las autoridades de salud.
Finalmente, la falta de normas claras de trabajo e igualmente la falta de buena comunicación entre directivos y el nivel operativo son condiciones que producen confusión y llevan a trabajar “a la defensiva”.
Casi un cuarto de la muestra está afectada por el Síndrome de Desgaste Laboral.
Con respecto a las variables socio demográficas, se encontró que no tener pareja ni hijos son predictivas para cansancio emocional y burnout. Esto probablemente se deba a la falta de contención que brinda la familia, ya que aquellos que no la tienen, tienden a implicarse excesivamente con su trabajo aumentando las probabilidades de tener burnout.
Algunos estudios mencionan como variables de riesgo, el sexo femenino y turnos rotativos para la despersonalización, en tanto que en otros resultó de riesgo el sexo masculino.
En síntesis, el perfil de riesgo para BO o alguno de sus tres componentes en esta muestra es: ser mayor de 40 años, no tener hijos ni pareja, vivir en el interior, no estar satisfechas laboralmente y trabajar en hospitales provinciales o municipales en menor grado.[3]

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2020 los trastornos depresivos serán la segunda mayor causa de morbilidad, detrás solamente de la enfermedad isquémica del corazón.[4] El estrés surge cuando el individuo tiene que enfrentar situaciones que exigen adaptación y pueden ser interpretados por él como un desafío o amenaza. En el ambiente laboral los estresores están presentes continuamente y, debido a su relación con el trabajo, son llamados estresores ocupacionales, capaces de generar sentimiento de ansiedad, miedo, tensión o amenaza que surgen durante el ejercicio de las actividades profesionales y requieren respuestas adaptativas por parte de los empleados.
Según un artículo en la revista enfermería global se verifica que hay una escasez de estudios y análisis de intervenciones que busquen reducir el estrés ocupacional y el burnout y que sean exequibles dentro del turbulento ambiente hospitalario. Se hace imperativo en enfermería tomar medidas que atiendan a garantizar condiciones de trabajo que reduzcan el desgaste físico y emocional, así como la sensibilización de los profesionales e instituciones sobre la naturaleza y ocurrencia del estrés y burnout traerían beneficios a ambos.[5]

Según un estudio realizado en Girona recomiendan mejorar el clima organizacional y potenciar el optimismo y la autoestima individual, para disminuir el desgaste profesional en los hospitales. Según su opinión, y partiendo de los resultados de dicha investigación, es imprescindible un plan de acción en la gestión hospitalaria para controlar la alta prevalencia de SDP (síndrome de desgaste profesional) en los sanitarios. Este plan debe considerar el incremento de la comunicación entre los trabajadores y los directivos, para identificar las áreas que deben mejorar, planificando y realizando los cambios organizativos necesarios conjuntamente. Estos cambios deben considerar una mayor autonomía para los trabajadores junto con el aumento de la equidad en la distribución del trabajo y los recursos, unido a una política más incentivadora. El reconocimiento empresarial y social del trabajo realizado puede disminuir la DP. Los responsables de salud laboral deben seguir identificando y tratando a los profesionales con procesos psicopatológicos. Finalmente, consideran muy importante la formación en técnicas de autocontrol y gestión del estrés que refuercen el optimismo y la autoestima.[6]


El síndrome de Burnout puede acarrear consecuencias graves, y no sólo estrés, al afectar al rendimiento y a la calidad de la labor profesional y a la salud física y mental del propio trabajador. Recientes publicaciones relacionan el síndrome del «quemado» con alteraciones somáticas graves, e incluso hablan de la aparición, en el Burnout crónico de altos niveles de cortisol en saliva durante la jornada de trabajo. Estos cambios podrían explicar la asociación recientemente postulada del síndrome del «quemado» con la enfermedad cardiovascular. Por último, otros autores llegan a relacionar el Burnout y especialmente el componente de despersonalización con un déficit de la inmunidad celular, al detectar una disminución de las células NK (Natural killer) y baja proporción de CD57 y CD16 respecto al total de linfocitos, en los sujetos afectos por el proceso. Por todo ello, queremos resaltar la importancia que el estudio en profundidad, del fenómeno Burnout y de sus factores desencadenantes, puede tener, ya que estos conocimientos redundarán en una mejora de la calidad de la asistencia sanitaria, con claras ventajas para los pacientes, los profesionales y por supuesto las instituciones implicadas.[7]

En mi opinión creo que hay muchas cosas que se pueden cambiar a mejor para que los trabajadores sanitarios no se vean afectados en la medida de lo posible por este síndrome. Creo que es algo grave, ya que además de afectar a la propia salud de uno mismo, afecta a la calidad asistencial que prestamos. Al final los perjudicados son tanto los profesionales como los pacientes. No creo que sea bueno. Nos basamos en un modelo de atención holística hacia el paciente, pero muchas veces nos olvidamos de que los trabajadores son personas y también son un todo bio-psico-social. Creo que en la actualidad, por la situación actual mundial y social, va a ser difícil que se tomen muchas medidas para evitar el síndrome Burnout. Más adelante, cuando esté terminando este rotatorio, reflexionaré sobre la situación actual.

BIBLIOGRAFÍA:



[1] MASLACH, C. Burned out. Human Behavior 1976, 9: 16-22.

[2] JOFRE V, VALENZUELA S. Burnout en personal de enfermería de la Unidad de Cuidados Intensivos
Pediátricos. Rev Aquichan 2005; 5 (1): 56–63.

[3] Díaz Echenique MS, Stimolo MI, Caro NP. Satisfacción Laboral y Síndrome de Desgaste Laboral en Enfermeros de Hospitales Públicos Córdoba–Argentina. Med Segur Trab [revista en internet]. 2010[acceso 3 febrero de 2013]; 56 (218): 22-38. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0465-546X2010000100003&lng=es&nrm=iso

[4] World Health Organisation (WHO) [Editorial]. Br Med J [periódico en internet]. 2000; 320:237-43. Disponble en: http://www.who.org

[5] Grazziano ES, Ferraz Bianchi ER. Impacto del estrés ocupacional y burnout en enfermeros.  Enferm. glob.[revista en internet].2011 [acceso 3 de febrero de 2013];10(21). Disponible en:

[6] Grau A, Suñer R, García MM. Desgaste profesional en el personal sanitario y su relación con los factores personales y ambientales.
Gac Sanit [revista en internet].2005 [acceso 3 de febrero de 2013]; 19(6). Disponible en:

[7] Albaladejo R, Villanueva R, Ortega P, Astasio P, Calle ME, Domínguez V. Síndrome de burnout en el personal de enfermería de un hospital de Madrid. Rev. Esp. Salud Publica [revista en internet]. 2004 [acceso 3 de febrero de 2013]; 78(4). Disponible en:

1 comentario:

  1. Hola Jorge
    No has contextualizado esta entrada. Podría ser una copia de algún trabajo realizado para alguna asignatura.

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