martes, 12 de febrero de 2013

INTIMIDAD


Me he dado cuenta que hay veces al realizar los cambios posturales y la higiene de los pacientes no guardamos la intimidad de los pacientes, bien porque no nos paramos a pensar en ello, o bien porque los pacientes están sedados y pensamos que da igual. Sí que es cierto que la mayoría de las veces y sobre todo en los pacientes conscientes se utiliza el biombo para poder mantener la intimidad del paciente, y sobre todo si van a realizar deposiciones. En cuanto a los pacientes sedados se emplean las sábanas para taparlos.

Algo que me dio que pensar, fue una situación que sucedió en la unidad. Una paciente estaba muy grave y su estado de salud era delicado por lo que se dejó pasar a la familia para que pudieran ver a su familiar. Los familiares lloraban y daban muestras de cariño a su familiar. Los profesionales sanitarios se apartaron. Había un biombo pero no se cubrió a la paciente y sus familiares del todo. Creo este tipo de momentos se hace necesario que guardemos la intimidad de los pacientes y sus familiares ya que creo que son momentos íntimos. Seguramente habrá familiares a los que les dé igual en este tipo de ocasiones porque están prestando más atención a su ser querido. Pero pienso que estar rodeado de sanitarios muy cómodo no va a ser. Por ello creo que es esencial que guardemos la intimidad de los familiares en especial en este tipo de situaciones ya que tenemos que velar por los intereses y cuidado de pacientes y familiares, no solo en cuanto a la intimidad física sino también psíquica y social.

Desde el punto de vista jurídico, la legislación considera a la intimidad desde tres niveles distintos: una esfera pública, una esfera privada y una esfera estrictamente íntima en la que entrarían por ejemplo datos de origen racial, la vida sexual y las creencias religiosas. En el medio sanitario hay normas publicadas sobre la protección de la intimidad: el Real Decreto 994/1999, la ratificación del Convenio de Oviedo para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la medicina y la biología, y la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre de Protección de Datos de Carácter Personal.[1]

 El cuidado a la intimidad de la persona es ignorado en muchas ocasiones por los propios cuidadores profesionales. Si queremos que nuestros ciudadanos se beneficien de un concepto de salud entendido como la plenitud de la felicidad de la persona, es muy importante la formación de las enfermeras en éstos y otros aspectos éticos, el establecimiento de políticas de salud en las que se fundamente el respeto por la autonomía y la dignidad humanas y que los gestores y los Comités de Ética de las Instituciones garanticen unos cuidados enfermeros centrados en el cuidado a la intimidad.[2]

Desde el punto de vista de la enfermería, algunos autores identifican unas facetas muy bien definidas dentro de este concepto: las de la intimidad física, la intimidad psíquica, la intimidad socio-cultural y la relacionada con la información y la confidencialidad.
Para mantener la intimidad física debemos evitar desvestir a las personas indiscriminadamente, quitar la ropa estrictamente necesaria o buscar medios de realizar las exploraciones físicas de manera adecuada y únicamente en presencia de los profesionales implicados.
La intimidad psíquica se refiere a su dimensión psicológica, siendo para cada persona única y por lo tanto siendo múltiples las formas como puede ser vivenciada o atacada.
La intimidad social y cultural incluye de qué manera es sentida ésta por personas de otras culturas, sociedades y minorías.
La confidencialidad exige intimidad a la hora de proporcionar o manejar la información.[3]

Williams realizó una revisión de la literatura en la que estudia el concepto de la intimidad desde el punto de vista de las relaciones enfermera-paciente. Los estudios incluidos distinguen entre unas dimensiones física, psíquica y emocional-espiritual. Los autores relacionan niveles altos de implicación de las enfermeras (cuando incluso se llega al plano de la amistad con el paciente) con efectos negativos sobre su capacidad de decisión, dolor emocional, sufrimiento y tensión. La autora concluye con la necesidad de realizar más investigaciones que profundicen en el concepto de intimidad terapéutica.[4]

Las conclusiones a las que llega un estudio realizado a partir de un proyecto de investigación desarrollado dentro del programa QUID INNOVA del Sistema Sanitario Público de Andalucía son: el significado de la intimidad en el hospital está influenciado por el espacio físico que rodea al paciente y su familia, por quiénes entran a formar parte de ese espacio y por cómo entran a formar parte de él. Hay una serie de factores extrínsecos al paciente-familia que determinan que el ambiente en que viven inmersos en el hospital sea de tipo favorecedor o desfavorecedor con respecto a la intimidad. También hay una serie de factores intrínsecos determinantes de esta vivencia como son el nivel de independencia del paciente, la implicación de la familia en los cuidados del enfermo y las experiencias previas de hospitalización. El desarrollo secuencial de las relaciones del paciente-familia con los compañeros de habitación y con los profesionales hace que todo el grupo constituyan al final un núcleo íntimo más amplio.[5]

Los diagnósticos de enfermería más adecuados para este tipo de casos creo que son:
-          Riesgo de compromiso de la dignidad humana. Factores de riesgo: Revelación de información confidencial, exposición corporal, pérdida de control de las funciones corporales, percepción de invasión de la intimidad.
-          Riesgo de impotencia. Factores de riesgo: Enfermedad, estilo de vida dependiente.
-          Riesgo de baja autoestima situacional. Factores de riesgo: Reducción del control sobre el entorno, deterioro funcional.
-          Ansiedad r/c cambio en el estado de salud, cambio en la función del rol.
-          Sufrimiento moral r/c pérdida de autonomía.[6]

Para evitar problemas en la ‘intimidad holística’ del paciente pienso que serían intervenciones eficaces saber a qué información se da y quién se da, cubrir a paciente en los cambios posturales, higiene etc. Proporcionar medidas para la intimidad de los pacientes, en diversas situaciones, y para la de sus familiares. Creo que será importante hablar con el paciente y proporcionarle ayuda y ánimos (con los pacientes conscientes) para hacerle saber que entendemos su situación y que le apoyamos.
Creo que para guardar la intimida de los pacientes son necesarias dos cualidades muy importantes. La empatía y el respeto. Sin ellas creo que no vamos a saber cómo actuar correctamente. Es normal que todos cometamos errores. Será necesario hacer autocrítica y valorar en que aspectos puede uno mejorar para que la atención hacia los pacientes sea adecuada y poder así hacer sentir al paciente que se respeta su intimidad.





BIBLIOGRAFÍA:


[1] García Ortega C y Cózar Murillo V. La intimidad del paciente: novedades legislativas. Med Clínica. 2000 oct. 115(11):426-427.
[2] Durán Escribano M. La intimidad del cuidado y el cuidado de la intimidad: una reflexión desde la ética. Rev Rol Enferm. 1999 abr. 22(4):303-307. 

[3] Jiménez Herrera MF y Nogués Domingo C. Perspectiva enfermera sobre la intimidad en la asistencia prehospitalaria urgente. Metas Enferm. 2002 oct.;V(49):6-9.

[4] Williams A. A literature review on the concept of intimacy in nursing. Journal of Advanced Nursing. 2001 Mar; 33(5): 660-7.        

[5] Blanca Gutiérrez JJ, Muñoz Segura R, Caraballo Núñez MA, Expósito Casado MC, Sáez Naranjo R, Fernández Díaz ME. La intimidad en el Hospital. La experiencia de los pacientes, sus familias y las enfermeras. Index Enferm[revista en internet]. 2008[consulta el 11 de febrero de 2013]; 17(2). Disponible en:  

[6] Diagnósticos Enfermeros: Definiciones y clasificación 2009-20011. North American Nursing Diagnosis Association (NANDA). Madrid Elsevier, 2009.

1 comentario:

  1. Hola Jorge
    Un tema importante, que bien pudiera ser comentado en 2º de enfermería.
    Recuerda que el rotatorio está finalizando. Tus entradas deben aportar conocimientos, habilidades, destrezas, reflexión, lenguaje enfermero, bibliografía en formato Vancouver, cuidados basados en la evidencia, estrategias de mejora de las limitaciones personales, compromisos con el paciente, con la disciplina enfermera...
    Ánimo... Un pequeño esfuerzo para llegar a la meta.

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