Me he dado cuenta que hay veces al realizar los cambios
posturales y la higiene de los pacientes no guardamos la intimidad de los
pacientes, bien porque no nos paramos a pensar en ello, o bien porque los
pacientes están sedados y pensamos que da igual. Sí que es cierto que la
mayoría de las veces y sobre todo en los pacientes conscientes se utiliza el
biombo para poder mantener la intimidad del paciente, y sobre todo si van a
realizar deposiciones. En cuanto a los pacientes sedados se emplean las sábanas
para taparlos.
Algo que me dio que pensar, fue una situación que sucedió en la unidad.
Una paciente estaba muy grave y su estado de salud era delicado por lo que se
dejó pasar a la familia para que pudieran ver a su familiar. Los familiares
lloraban y daban muestras de cariño a su familiar. Los profesionales sanitarios
se apartaron. Había un biombo pero no se cubrió a la paciente y sus familiares del
todo. Creo este tipo de momentos se hace necesario que guardemos la intimidad
de los pacientes y sus familiares ya que creo que son momentos íntimos.
Seguramente habrá familiares a los que les dé igual en este tipo de ocasiones
porque están prestando más atención a su ser querido. Pero pienso que estar
rodeado de sanitarios muy cómodo no va a ser. Por ello creo que es esencial que
guardemos la intimidad de los familiares en especial en este tipo de
situaciones ya que tenemos que velar por los intereses y cuidado de pacientes y
familiares, no solo en cuanto a la intimidad física sino también psíquica y
social.
Desde el punto de
vista jurídico, la legislación considera a la intimidad desde tres niveles
distintos: una esfera pública, una esfera privada y una esfera estrictamente
íntima en la que entrarían por ejemplo datos de origen racial, la vida sexual y
las creencias religiosas. En el medio sanitario hay normas publicadas sobre la
protección de la intimidad: el Real Decreto 994/1999, la ratificación del
Convenio de Oviedo para la protección de los derechos humanos y la dignidad del
ser humano con respecto a las aplicaciones de la medicina y la biología, y la
Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre de Protección de Datos de Carácter
Personal.[1]
El cuidado a la intimidad de la persona es
ignorado en muchas ocasiones por los propios cuidadores profesionales. Si
queremos que nuestros ciudadanos se beneficien de un concepto de salud
entendido como la plenitud de la felicidad de la persona, es muy importante la
formación de las enfermeras en éstos y otros aspectos éticos, el establecimiento
de políticas de salud en las que se fundamente el respeto por la autonomía y la
dignidad humanas y que los gestores y los Comités de Ética de las Instituciones
garanticen unos cuidados enfermeros centrados en el cuidado a la intimidad.[2]
Desde el punto de
vista de la enfermería, algunos autores identifican unas facetas muy bien
definidas dentro de este concepto: las de la intimidad física, la intimidad
psíquica, la intimidad socio-cultural y la relacionada con la información y la
confidencialidad.
Para mantener la
intimidad física debemos evitar desvestir a las personas indiscriminadamente,
quitar la ropa estrictamente necesaria o buscar medios de realizar las
exploraciones físicas de manera adecuada y únicamente en presencia de los
profesionales implicados.
La intimidad
psíquica se refiere a su dimensión psicológica, siendo para cada persona única
y por lo tanto siendo múltiples las formas como puede ser vivenciada o atacada.
La intimidad social
y cultural incluye de qué manera es sentida ésta por personas de otras
culturas, sociedades y minorías.
La confidencialidad
exige intimidad a la hora de proporcionar o manejar la información.[3]
Williams realizó una
revisión de la literatura en la que estudia el concepto de la intimidad desde
el punto de vista de las relaciones enfermera-paciente. Los estudios incluidos
distinguen entre unas dimensiones física, psíquica y emocional-espiritual. Los
autores relacionan niveles altos de implicación de las enfermeras (cuando
incluso se llega al plano de la amistad con el paciente) con efectos negativos
sobre su capacidad de decisión, dolor emocional, sufrimiento y tensión. La
autora concluye con la necesidad de realizar más investigaciones que
profundicen en el concepto de intimidad terapéutica.[4]
Las conclusiones a las que llega un estudio realizado a partir de un
proyecto de investigación desarrollado dentro del programa QUID INNOVA del
Sistema Sanitario Público de Andalucía son: el
significado de la intimidad en el hospital está influenciado por el espacio físico
que rodea al paciente y su familia, por quiénes entran a formar parte de ese espacio y por cómo entran a
formar parte de él. Hay una serie de factores extrínsecos al paciente-familia que determinan que el
ambiente en que viven inmersos en el hospital sea de tipo favorecedor o
desfavorecedor con respecto a la intimidad. También hay una serie de factores
intrínsecos determinantes de esta vivencia como son el nivel de independencia
del paciente, la implicación de la familia en los cuidados del enfermo y las
experiencias previas de hospitalización. El desarrollo secuencial de las
relaciones del paciente-familia con los compañeros de habitación y con los
profesionales hace que todo el grupo constituyan al final un núcleo íntimo más
amplio.[5]
Los diagnósticos de enfermería más adecuados para este tipo de casos
creo que son:
-
Riesgo de compromiso de la dignidad humana.
Factores de riesgo: Revelación de información confidencial, exposición
corporal, pérdida de control de las funciones corporales, percepción de
invasión de la intimidad.
-
Riesgo de impotencia. Factores de riesgo:
Enfermedad, estilo de vida dependiente.
-
Riesgo de baja autoestima situacional. Factores
de riesgo: Reducción del control sobre el entorno, deterioro funcional.
-
Ansiedad r/c cambio en el estado de salud, cambio
en la función del rol.
-
Sufrimiento moral r/c pérdida de autonomía.[6]
Para evitar problemas en la ‘intimidad holística’ del paciente pienso
que serían intervenciones eficaces saber a qué información se da y quién se da,
cubrir a paciente en los cambios posturales, higiene etc. Proporcionar medidas
para la intimidad de los pacientes, en diversas situaciones, y para la de sus
familiares. Creo que será importante hablar con el paciente y proporcionarle
ayuda y ánimos (con los pacientes conscientes) para hacerle saber que
entendemos su situación y que le apoyamos.
Creo que para guardar la intimida de los pacientes son necesarias dos
cualidades muy importantes. La empatía y el respeto. Sin ellas creo que no
vamos a saber cómo actuar correctamente. Es normal que todos cometamos errores.
Será necesario hacer autocrítica y valorar en que aspectos puede uno mejorar
para que la atención hacia los pacientes sea adecuada y poder así hacer sentir
al paciente que se respeta su intimidad.
BIBLIOGRAFÍA:
[1] García Ortega C y Cózar Murillo V. La
intimidad del paciente: novedades legislativas. Med Clínica. 2000 oct.
115(11):426-427.
[2] Durán Escribano M. La intimidad del cuidado
y el cuidado de la intimidad: una reflexión desde la ética. Rev Rol Enferm.
1999 abr. 22(4):303-307.
[3] Jiménez Herrera MF y Nogués Domingo C.
Perspectiva enfermera sobre la intimidad en la asistencia prehospitalaria
urgente. Metas Enferm. 2002 oct.;V(49):6-9.
[4] Williams A. A literature review on the
concept of intimacy in nursing. Journal
of Advanced Nursing. 2001 Mar; 33(5): 660-7.
[5]
Blanca
Gutiérrez JJ, Muñoz Segura R, Caraballo Núñez MA, Expósito Casado MC, Sáez
Naranjo R, Fernández Díaz ME. La intimidad en el Hospital. La experiencia de
los pacientes, sus familias y las enfermeras. Index Enferm[revista en internet]. 2008[consulta
el 11 de febrero de 2013]; 17(2). Disponible en:
[6] Diagnósticos Enfermeros: Definiciones y
clasificación 2009-20011. North American Nursing Diagnosis Association (NANDA).
Madrid Elsevier, 2009.
Hola Jorge
ResponderEliminarUn tema importante, que bien pudiera ser comentado en 2º de enfermería.
Recuerda que el rotatorio está finalizando. Tus entradas deben aportar conocimientos, habilidades, destrezas, reflexión, lenguaje enfermero, bibliografía en formato Vancouver, cuidados basados en la evidencia, estrategias de mejora de las limitaciones personales, compromisos con el paciente, con la disciplina enfermera...
Ánimo... Un pequeño esfuerzo para llegar a la meta.